En estos tiempos, la abundancia de información debe generar un sentido crítico para discernir sobre lo verdadero, de modo que seamos responsables en el consumo y distribución de la misma.
Por Dirección de Comunicación. 09 septiembre, 2020.A razón del contexto social y de salud en que nos encontramos, somos conscientes que muchos de los medios de comunicación masivos (TV, radio, periódicos, etc.) comparten información referente a la pandemia y son muy activos. Si uno se dedica a la tarea de buscar datos referentes al virus, a las investigaciones en curso o incluso la situación por la que atraviesan muchos de los países, es casi seguro que encontrará información de sobra. Es innegable que el acceso libre a la información es una de las bondades de nuestros tiempos, un clic nos acerca a rincones lejanos del conocimiento. Sin embargo, el inconveniente radica en evaluar la calidad de esta evidencia: ¿cuánto de lo leemos es realmente verídico?, ¿cómo discernir qué es cierto y qué no lo es?
Comentamos este tema por un breve artículo publicado en la revista The Lancet, el 1de agosto de presente año, titulado: “La verdad está allí afuera, en algún lado”. En este, se hace alusión a la avalancha de datos que tenemos frente a nosotros, designándola con el término “Infodemia”, cual brotes de información en diversas partes del mundo. La oposición que se genera frente a esta abundancia radica en el concepto de la “Mala información”, que disfrazada de investigaciones reales, puede conducir a muchos de los sucesos que son del conocimiento público: personas que consideran que la situación de la pandemia es exagerada, infringiendo las normas de salubridad; otros que recurren a remedios milagrosos para curarse, no consiguiendo otra cosa más que empeorar su estado de salud; hasta la aparición de falsos médicos, que no son más que charlatanes, lucrando con la salud de las personas.
Es ciertamente necesario que la población esté informada, sería una locura siquiera pensar en restringir el acceso de las personas a la información, no pretendemos eso con este escrito. Buscamos hacer un llamamiento a todo aquel que tenga la información en sus manos, sin excusa alguna y sea cual sea la fuente (desde un periódico hasta la revista científica más reconocida) a revisar todo lo que lea de la manera más crítica y objetiva posible, sin dejarse llevar por los grandes titulares.
Es una obligación de todo aquel en la capacidad de hacerlo, especialmente a mis compañeros de carrera en colaborar con esta labor, de revisar la información a su alcance, corroborar su veracidad y compartirla, para que más personas, no solo nuestro entorno cercano, puedan verse beneficiados con ella y puedan cuidar adecuadamente de su salud. Tenemos la seguridad, de que el accionar y empeño de cada uno de nosotros, a través de las herramientas a nuestro alcance, lo que parece poco, sumará en grande a mejorar la conciencia de este problema de salud, que nos concierne a todos.
Este es un artículo de opinión, escrito por Ángel Eduardo Rivas Linares, alumno de la Facultad de Medicina Humana de la UDEP. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.